martes, 26 de marzo de 2019

¿QUÉ NO SE DICE CUANDO HABLAMOS DE MEMORIA?

Conferencia que brindé en el Museo Inca Huasi de la Ciudad de La Rioja, en el marco del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia 2019.

Muy buenas tardes. El desarrollo de estas jornadas de reflexión que estamos compartiendo organizadas por el Museo Inca Huasi y Centro Educativo San Francisco ayudan a hurgar nuestras conciencias y a movilizar nuestra espiritualidad para vivir  la beatificación de los Mártires del Evangelio. En este marco tan alegre para los riojanos le comparto un exquisito pensamiento de Octavio Paz, es el epígrafe del cuaderno  “Pensar la dictadura. Terrorismo de Estado” material de formación docente que Nación envió a las provincias y del cual formé parte como equipo técnico de Educación: “Quién ha visto la esperanza, no la olvida. La busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres, y sueña que un día va a encontrar de nuevo, no sabe dónde, acaso entre los suyos. En cada hombre late la posibilidad de ser o, más exactamente de volver a ser, otro hombre”.

Qué mejor que reafirmarnos en buscar bajo todos los cielos y entre los hombres la esperanza para pensar y preguntarnos sobre si el término Memoria que comúnmente pronunciamos encuadra todo el significado que encierra y si se agota con el solo hecho de nombrarla. Conocer la historia reciente y ser críticos de ella ayuda a analizarnos en la calidad de la esperanza que tenemos. El día 24 del 2002 se instaló el día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, en el marco de los derechos humanos, a partir de ley 25.633 para recordar y tomar conciencia ciudadanía con los desaparecidos y muertos, ante el fatídico hecho generado por el golpe cívico militar el 24 de Marzo de 1976 Fue la dictadura o el terrorismo de Estado cuando el poder adquiere formas ominosas. Este Estado inconstitucional, burocrático y autoritario, se impuso usando la muerte como la solución a los conflictos de la época. Una problemática que pesa en cualquier escenario de la realidad ¿Cómo plantearnos un abordaje de la memoria con un tema difícil de entender, complejo, conflictivo que todavía duele, indigna porque afectó los valores éticos de la Humanidad.

Volvamos a Octavio Paz para pensar que en cada hombre late la posibilidad de ser otro hombre. Solo con una intención superadora como la construcción de la identidad de nación sobre la Verdad y la Justicia en los valores democráticos, en la defensa del Estado de Derecho y la plena vigencia de los Derechos Humanos nos puede llevar a caminar en una filosofía moral que necesita del decir veraz y respetuoso con un ideal de encontrar la esperanza.

Hablar de Memoria es ir al pasado, reconocer que gran parte de su cuerpos de significaciones y sentidos le pertenece al pasado. Pero me parece que no tenemos una buena relación con el pasado, tiene connotaciones defectuosas, lo banalizamos “si es pasado mejor pisado”, “demos vuelta la página”. Lo consideramos inservible, porque que tiene relación con el presente y como si fuera un bulto lo arrumbamos, razón por la cual no realizamos las debidas conexiones entre el pasado y el presente, obviamente sin el futuro próximo o distante. Si somos muy proclives a eso, estaremos clausurando importantes cuestiones, porque en realidad son deterministas y condicionan la apertura de un pensamiento reflexivo,  no invitan a la autocrítica y cierra toda posibilidad de tratamiento. 

Entonces construir memoria  es mirar los hechos, hacerlos presente como lo hace la historia. La memoria necesita sí o sí de la historia, del aporte de sus registros que se realizan académicamente. Hacer memoria es actualizar el objeto ¿Cuál sería ese objeto de reflexión? El l uso de la muerte como paradigma social y político y relacionarlo con la temporalidad, porque si bien ocurrió hace más de 30 años, todavía hay cosas para pensar, decir, descubrir, investigar. Hacer memoria es hacer presente lo ausente. Porque es un derecho inalienable de los hombres y es una responsabilidad de la sociedad.  

Si bien es cierto que la Memoria es una actividad neuronal porque es un acto psíquico, un proceso constante de hacer  registros, es también trabajar  contra el olvido. A ver pensemos ¿Qué registramos de esa época? ¿Fue un hecho imprevisto? ¿No se preveía algo? ¿Hubo un pasado que ya lo iba determinando? ¿Cómo salimos?¿Superamos las consecuencias? ¿Nos dejó huellas? ¿Qué calidad de huellas? Recordar significa reafirmar nuestra Fe en la Humanidad aún cuando ella no la merezca, lo dice el Premio Nóbel de la Paz de Elie Weisel, en 1987. Sin Memoria la Humanidad es pobre. 

Y en ese proceso de recordar en el sí mismo no dejan de colgarse elementos contextuales, haciendo jugar una variable fundamental: el yo de la conciencia. Esto es fundamental, como presupuesto para la memoria social, la que se desarrolla en contacto con los demás. Tiene una base cultural, crece en nuestro interior y desde afuera, y los contenidos de esta memoria se desarrollan en nuestro trato con los demás, con nuestro lenguaje, con las acciones, con la comunicación y los lazos afectivos que nos unen con los demás en la sociedad de la que somos parte.

Nietzsche por ejemplo escribió que el ser humano necesita una memoria para poder relacionarse. El ser humano la “cría” en su interioridad para poder vivir culturalmente en su lugar.

Otro aspecto que me parece importante referenciar es la referida al qué y al quién en la memoria. El qué apunta a los contenidos, a la temática, a los marcos conceptuales, teóricos e ideológicos que construyen un simbolismo representativo de ese tiempo. El quién está referido a los protagonistas, a los autores y actores del hecho histórico. En nuestra cultura parece ser que importó más el quién. y lo es en el hecho de la transmisión escolar/educativa. Se apuntó tanto en el quién que se consolidó el binomio que representa la “Teoría de los dos demonios” que fomenta la bipolaridad. El demonio está en la izquierda o en la derecha, en la guerrilla o en los militares, en el actuar espontáneo como estilo de vida en el ejercicio de libre albedrío, o generar un estilo de vida con la presencia de las armas. Lo triste de esta teoría confrontativa es que también arrastra a la sociedad civil generando divisiones, odios y resentimientos. Hay posiciones académicas que apuntan que no fue para nada favorable para la identidad social y ciudadana porque nuestra cognición  se queda anclada en “una parte del todo” de un constructo mucho más complejo. Esta teoría afectó al pilar de Verdad.


Esta imagen fue realizada por mi hijo Matías. Tapas color negro, el simbolismo de la muerte, pero también es el color de los pizarrones. En los pizarrones se construye la civilidad y la dignidad de los seres humanos y  ¡Qué contradicción! Los pizarrones también fueron testigos del horror. Los trazos verticales realizados con las tizas son los días que van pasando en la escuela Diego de Rojas, en su mayoría teñidos de sangre, dolor y violencia. Es una visual de lo que ocurría en la provincia de Tucumán, con la implementación de los instrumentos de tortura. Este libro lo escribí hace 8 años sosteniéndose conceptualmente en tres pilares y que pertenecen al Plan Provincial de Memoria, Verdad y Justicia, del cual formé parte en el área técnica de Educación. Aparece en el año 2011 con el objeto de visibilizar la ignominia.

Esto ocurrió en 1975 y se considera que fue un ensayo para probar un modelo a implementar desde el 24 de Marzo de 1976, el terrorismo de estado. Ocurrió unos meses antes del golpe en una democracia que desfallecía, cuando María Estela Martínez de Perón firmó el Decreto 261/75 para que se lleve a cabo el Operativo Independencia. Creo que falta investigar en honor a la Verdad de la ley 25633 sobre ese período de la historia donde ya estaba el terrorismo de estado. Cómo no había cárceles construidas para tal fin convirtieron las aulas en un lugar que indignó a la humanidad, al valor de la escuela. Leo en la página 26 del libro Por qué la escuelita: ¿Dónde estuvieron las pizarras para inscribir el histórico designio de la civilidad? ¿Y el acto educativo que modela y reenvía a lo por venir? ¿Qué porvenir andamió esa escuela cuando cambió su destino? ¿Dónde quedaron los muros escolares para la transmisión de los saberes de la vida y de los juegos infantiles? ¿Y los maestros que aman al mundo tanto como apuntalar la justicia en la distribución del saber?

El Operativo Independencia autorizaba a fuerzas militares a aniquilar a todas las personas o grupos sociales (rotulados como sospechosos), agrupados por tareas comunes, oficios o trabajos, como en este caso obreros de la fábrica Winco, de la zafra, vecinos a Bella Vista y ciudades aledañas. Seres humanos elegidos para demostrar que los detenidos no eran derechos ni humanos. Un sobreviviente de ese régimen es el que contó lo que se vivió en esa escuela. A partir del testimonio oral de Juan Carlos Baer alimentó mi oficio de escritura para hablar sobre la Memoria y visibilizar una particular ontología sobre la concepción del ser humano, tomando como referencia al cuerpo. (Luego ampliaré esta visión del Cuerpo).

El libro Por qué la Escuelita se escribió desde la ciencia política, lo que no me impidió enlazarlo en una atrevida fusión con la literatura, que sirvió de descanso cuando mi yo escritor necesitaba de un remanso pacificador, ante tanta impotencia ciudadana, como una argentina más que sintió y siente la decadencia humana. Son versos que se tomaron del libro del autor riojano Eloy Ramón López quién fue un preso político.


Esta obra se llama FIGURA. Franco Venturi es el autor, la hizo en 1966. Fue un italiano que llegó a Bs. As. a los 13 años. Autodidacta en las artes plásticas fue secuestrado en Mar del Plata en 1976 y desde entonces se considera el primer artista plástico desaparecido del país. Es impactante el mensaje de Venturi porque la hizo 10 años antes de la dictadura. Así se imaginó los próximos años por venir y así lo fue. Lo expresó como una premonición o precognición que el hombre estaría presionado, domesticado, quebrado, desarticulado, dolorido, muy lejos de un ámbito natural de vida como el ser llamados a vivir en paz. Este hombre representa la vida dominada por el pensamiento único.

Tucumán y el Operativo Independencia fue el lugar donde se ensayó la decisión de usar el terror, la violencia como acto relevante, con visos remediales. Fue una matriz política para poner a la muerte como modelo de vida, para que la sociedad se vaya acostumbrando a la idea de que la muerte es el único camino para resolver las situaciones de conflicto.  Creo que a la sociedad argentina y latinoamericana en ese momento y en años posteriores le faltó develar lo ausente y no pudo modelar conceptos legales y legítimos que pertenecen al Estado de Derecho.  Muchos años del pasado transcurrieron sin que nos planteemos y realicemos nuestras propias autocríticas. En nuestra Constitución estaban ya presentes tales Derechos y Garantías, pero no nos atravesaban, no formaban parte de nuestra subjetividad, no eran valores presentes, no tenían sustentabilidad, no se formaban como conceptos y actos de justicia, verdad y derechos constitucionales. Nos faltó información, discusión de sus beneficios, creación de hipótesis sobre futuros escenarios, carencias de convivencias y de trazado de otras hipótesis ante peligros. Ese estado es ausencia de educación ciudadana. Vamos particularmente al concepto menos construido e innecesario pensarlo en esa época 

El concepto de la Vida. Aquí presento los aportes de Judith Butler profesora de Retórica y Literatura Comparada en la Universidad de California, Berkeley sobre su estudio ontológico del significado de la vida en marcos de violencia. Ella apunta a la existencia de vidas precarias, vidas no dignas de ser lloradas. Vidas que no tendrían el duelo, no merecedoras de duelo. Si ciertas vidas, como el caso de Juan Carlos, no se califican como vida dentro de ciertos marcos epistemológicos, tales vidas nunca se considerarán vividas ni perdidas. Yudiht Butler habla de que se constituían historias para la vida e historias para la muerte. Se inventó el término NN porque “no están vivos, ni están muertos, están desaparecidos”. Un particular enfoque de la ontología. Negación del  ser para algunos ciudadanos argentinos. Los jóvenes fueron el blanco específicamente los inexpertos y los de ciertas clases sociales, como en el caso de soldados para la guerra de las Malvinas, mal pertrechados, no cuidados  ante un enemigo potente y tecnologizado. ¿Un darwinismo social fortificado? ¿Teoría científicas?

Pero volvamos al texto que nos hace de anclaje para este tema. Juan Carlos Baer presintió cuando lo detienen que su vida no era valorada. Se interroga reflexivamente en ese aula antidestino donde las tizas nunca deberían haberse llevado bien con las balas. Digo que Baer se pregunta con la solvencia socrática porque no quería quedar enredado en los terrenos de la incomodidad del silencio. Leo: ¿Cuál fue mi hacer antes de mis veintiséis años? ¿Por qué caminos andariegos anduve? Ser sujeto de pueblo, de simple pensar, creyente de mi humanidad y de mi esfuerzo sostenido con las cosas de la vida. Me abra´ce en mi verdad, atravesé la historia y abro hoy interrogantes

Busco al poeta Eloy López, para fortalecer mi voz y su voz ciudadano descuidado y la de Eloy que pue preso político.

“¿Destruí el mundo?

¿Mancillé las nubes?

Violé las estrellas?”

[...]

“Descubrimos que la inocencia

es un amargo precio que no pudimos doblar.

Supimos que la ternura

es un precario y frágil pájaro

cuyo canto puede resucir la esperanza”

Resurección 1988.

¿Las vidas precarias estaban alcanzadas por los derechos humanos? Si seguimos a Butler nos dice que como había vidas para no ser lloradas no importaba sobrecargarles de sufrimiento en las cárceles, con el hambre en las cárceles, el hombre en la escuela de Famaillá, en este caso, no había necesidad de establecer un marco jurídico que cuide y proteja.

¿Cuál es la noción ontológica del hombre y por qué se elige al cuerpo para privarlo de la libertad, elegirlo para la tortura y la muerte. “El poder necesitaba ser visible, reconocido, de allí la necesidad de encarnarse en los cuerpos, de realizarse en los cuerpos y no en la conciencia o en las almas o fortalezas espirituales del ser humano. El cuerpo es la superficie en que se juega este juego, en que se produce y se reprime, en que se incita y se inhibe; en el cuerpo se muestra el poder. Es el cuerpo el que se acomoda y es el cuerpo el que resiste” dice Inés Dussel tomado a Foucault. El cuerpo fue la pizarra, el espacio donde se escribieron las normas contrarias a los derechos humanos. 

Sin embargo, deseo plantearles y ser críticos con la historia del Siglo XX. Argentina fue un estado parte de la lucha por los Derechos Humanos, porque firmó en 1943 la Carta de las Naciones Unidas en la Conferencia de San Francisco. Luego en 1948 Argentina firma la Declaración Universal de tales derechos. Pasaron 28 años de esa firma y compromiso y el golpe de estado. Estando en plena dictadura muchos nos despertamos y supimos que ya no estábamos tan solos, cuando en 1979 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (órgano de la OEA)  visita la Argentina para constatar y denunciar a la víctimas desaparecidas por el terrorismo de estado. La Memoria es habilitar lo ausente.  

Durante la dictadura el miedo dominaba al pensamiento y los cuerpos.  Memoria es pensarnos hoy como sujetos. Memoria es pensar en el Que, en lo que perdimos. Perdimos las prácticas de la participación, las comunitarias, la dinámica de ser gregarios. Y en los primeros años de la vuelta a la democracias no supimos cómo hacer la democracia. En vez de vivir la democracia participativa, usamos la más fácil la delegativa y así nació. El ciudadano débil, espasmódico, huidizo a los temas sociales y hasta en la creencia en la transitología de la democracia: como volver a la regresión autoritaria, en la vacilación de establecerla o en el inicio de su consolidación. No es casual que nuestra cultura política anhele una representación especial, con un poder concentrado, con una figura carismática, caudillista y patriarcal. Pensar en la Memoria Social es para concentrar el ejercicio de la ciudadanía que recupere el valor en las leyes y reconocerle que son las únicas que pueden poner límites o frenos a los abusos de poderes absolutos, mesiánicos, concebidos como una función salvadora. Por el ejercicio de la Memoria deberemos saber que somos los pueblos los que “evitan” el horror de la guerra y de las rupturas del orden internacional donde se ponga en riesgo la paz, la justicia, la libertad en la generación actual y por ende las venideras” 

Pero América continental carecía de ese saber.  En América continental nuestras sociedades fueron débiles y se convirtieron en caldo de cultivo para atropellos organizados. Hubo una orden de poder, una responsabilidad global irresponsable, una inédita violencia que cae en el cuerpo de otro, de las vidas precarias. Quizás sean las resacas de la guerra fría, de la doctrina Monroe “América para los americanos”,  en la escuela de las Américas, en el Plan Cóndor, en la doctrina de la Seguridad Nacional, quizá allí estén los marcos ideológicos y conceptuales cuestionados ¿Que molestaba a este poder de responsabilidad global? ¿Cómo funcionaba la sociedad en esa época? Escuchen: Leo un párrafo en el ensayo Por qué la Escuelita. Leo pág 40. ¿Por qué fui a para a ese cenro clandestino? Por ser joven, por mis vitales jugados procederes, manifestando la vida, por la militancia ingenua practicada en una sociedad de cuerpo presente, por mi evidencia de lucha y compromiso, por mi lugar en el trabajo jugado con la moda y las costumbres. Fueron los 70 años de un paroxismo tal, que la confianza se arropó en espontaneidad y tranparencia. Los jóvenes la vivimos sin tapujos, cargando utopías y nacimientos; no necesitó del pavoneo del éxito económico ni laboral. Fuimos fieles a esa estampa de sinceridad y nitidiéz identitaria. “Confiar como sólo se confia en un compañero/a al que se respeta con quien se comparte un objetivo que trasciende lo individual”...”Sin embargo, vivir en ese contexto de defendamos la alegría: el enemigo le teme, fue objeto de intolencia”. Stolkiner, Alicia. 

Esa manera de ser molestaba. Había que encontrar ese Otro, buscarlo, rotularlo para aniquilarlo. Y en esto recordamos la figura de los Mártires del Evangelio quienes mostraron una dinámica pastoral novedosa, rompían con el canon, con una  acción jugada en el decir y un hacer comprometido habilitando los objetivos del Concilio Vaticano II. Fueron mártires porque visibilizaron con convicción desde su figura sacerdotal hacia sus feligresía un modelo ontológico de hombre, distinto, luchando para las nuevas generaciones para que no sean reducidas o consideradas como “cosa eliminable”, teoría fundada en la negación radical del Otro que alcanzaba en ese momento el cenit de la modernidad. Angelelli y los Mártires fueron visionarios, encarnaron pacíficamente su labor cotidiana para derribar ese statu quo que el poder globalizado ordenaba.

Memoria hoy es ver y vernos distintos al espejo de la violencia. En el tiempo de la dictadura hubo un falso nosotros, porque no existió una alteridad, no se constituyó un otro.  Para que se construya un nosotros, debe haber indudablemente un otro como referencia, pero es un otro no visto desde afuera, sino desde adentro del sí mismo, desde mi frontera, de lo que tenemos desde ese límite hacia dentro, nos dice Emmanuel Lévinas. El otro que está en mí, en mi interioridad, lo tengo asimilado porque acepto la pluralidad de pensamiento, la diversidad de visiones, el respeto, el rechazo del pensamiento único. Si ese otro no se asimila al yo, se transforma en hostil o enemigo y si se asimila es el hermano, pero atención, no un grupo de hermanos iguales, sino un grupo de hermanos, donde cada uno es diferente, donde cada uno merece el respeto por ser distinto al patrón común que ejerzo. Esto nos falta: la fraternidad.

Emmanuel Lévinas dijo “La fraternidad es un tributo a una desigualdad insuperable”. La fraternidad es una de las categoría de la Revolución Francesa que quedó pendiente. El mundo se preocupó por las dos primeras. La fraternidad es un valor no cuidado, no practicado, no enseñado. ¿Por qué esta ausencia? Porque requiere una relación ética con el hermano, con el diferente, nos expresa Lévinas. Renovar la esperanza que los hombres se transformen en otros hombres.


Con esta imagen termino mi trabajo expositivo, para que la llevemos guardada en la memoria. Es una obra de Xul Xolar. Su nombre es Drago realizada en 1927. Sus pinturas, poseen un contenido muy narrativo donde la yuxtaposición de colores y formas dan lugar a espacios, seres y mundos que parecen no terminar en el cuadro. Marechal decía que cuando Xul lanza estas nuevas criaturas al mundo, es un acto de amor para los hombres. Por eso, para mí Xul es un artista total, un artista humanista que lleva una gran búsqueda para el acercamiento de las personas. Quizá, una de las obras que mejor ilustran la idea donde la unión de las diversas banderas latinoamericanas y europeas izan el sentimiento de fraternidad.