viernes, 10 de agosto de 2012

EL HÉROE, LA PATRIA GRANDE Y LAS DEMOCRACIAS IGUALITARIAS

CONFERENCIA REALIZADA EN EL MARCO DE LA FERIA DEL LIBRO 2012: “LAS CULTURAS DE LA PATRIA GRANDE” 

Todos los pueblos tienen sus culturas y sus maneras de construirlas. Se hacen de maneras conscientes  y e inconscientes, todas configuran identidades, las que se conservan  o se desdibujan con el pasar del tiempo. Al interior de cada cultura existe una temática vertebral y es la referida a la patria, a sus orígenes, a los procesos de independencia, sus luchas, sus temores, sus glorias. Uno de los caminos para comprenderlas es considerar sus contenidos y sus arquetipos, los  que no pueden ser valorados en términos morales sino en el significado que esos modelos adquieren como fuente de representaciones sociales. En latinoamericana salta el arquetipo heroico y aún los tiempos transcurridos y las transformaciones históricas producidas continúan manteniendo un lugar como valor de la nacionalidad. Buscar las huellas de ese espíritu insigne es recurrir a la literatura e indagar cómo los escritores implantaban la admiración en el héroe. En Neruda se puede captarlo cuando en 1950 en Madrid y escribe la oda “Canto a Bolívar” que dice:

“Padre nuestro
Que estás en la tierra
En el agua, en el aire
De toda nuestra extensa
Latitud silenciosa
Todo lleva tu nombre Padre
En nuestra morada
Tu apellido
La caña levanta a la dulzura.
El estaño Bolívar
Tiene un fulgor Bolívar
El pájaro Bolívar
Sobre el volcán Bolívar
……………………………………………..
¿Eres o no eres o quién eres?
Y mirando al Cuartel de la Montaña
Dijo: Despierto cada cien años
Cuando despierta el pueblo”.

También en La Rioja el profesor y escritor Carlos Alberto Lanzillotto a través de Ediciones “Calibar” da a conocer en 1963 una oda que fue el primer premio del Concurso Literario organizado por el Instituto Sanmartiniano en 1950, primer centenario de su muerte,  y que el autor lo publica en la búsqueda “del anhelo de repensar al Libertador en estos tiempos duros”. Extraigo de este folleto la poética en exaltación al héroe:

Padre nuestro por siempre,
Más totalmente padre cada día.
Padre por haber dado el aliento a la patria, iluminado,
Por haber defendido
La joven planta, la recién semilla; 
Con el acero corvo y florecido
En la casta paloma de la paz; 
Por ello padre aún más,
Ya que triunfaste espada jamás fuera
Tan amable al vencido, 
Tan parecida en todo a la bandera. 

¿ QUÉ ES LO HEROICO? 

Lo heroico se asienta en el arquetipo de lo diferente. El héroe es el que está fuera de lo común, es el que consigue imponerse como un gran hombre —la mujer no estuvo incorporada a la construcción del héroe— el que realiza de manera intuitiva lo que es necesario y lo que hay que proceder en ese momento y para ese momento. Por ende es posible —y se le acepta— que infrinja la ley (Belgrano fue el más desobediente) ¿Recuerdan que desobedeció  presentar la bandera en San Salvador de Jujuy aun a sabiendas de su no aprobación por el Triunvirato? ¿El realizar el éxodo jujeño, quedándose en Tucumán y contradiciendo la orden de bajar hasta Córdoba? El héroe se siente responsable de su hazaña y responde completamente por ella. La hazaña se piensa y no se detiene ante riesgos ni efectos colaterales. Si comete algo malo, no busca excusas echándole la culpa a las circunstancias, a los otros. Fueron así las batallas tanto de este patriota como también fue la gran empresa de San Martín, el libertador de la América del Sur.

Particularmente este tipo de héroe se hizo en su voz interior y no se la guardó para sí, se guardó todos los miedos, las dudas y las inseguridades, todas muy  psicológicas propias de cada persona en tales circunstancias, sino que las expresó por escrito o verbalmente, las hizo público. Dijo en cierta oportunidad: “He tenido la desgracia de ser hombre público” confirmando que no tuvo intimidad para sí y el tiempo para su familia. El proyecto de hacer la Patria Sur Americana se la concebía fuera del dominio español, tema que lo desvelaba. En varios de sus escritos lo expresó a sus coterráneos y hoy es su legado “Ser feliz es imposible, presenciando los males que afligen a la desgraciada América”.  Bolívar se autodefinió: “Soy el hombre de las dificultades”. El héroe tiene esa aureola de máxima valentía y no es temerario, ve una sola cosa, no sopesa ni especula, no lo perturba la contingencia, es más lo estimula. Roza con el misterio de la vida y la excelencia vital lo satisface, se siente cómodo en su conciencia.

¿DÓNDE SE HACEN LOS HÉROES? ¿CUÁL ES SU ESCENARIO PARA EL DESPUNTE SUS ACCIONES?

 La guerra fundamentalmente es el escenario indiscutido e incuestionable donde se verifica los patrones de la vida  heroica. Si miramos la guerra hoy, con nuestros patrones mentales diremos que  no es la solución a los problemas, sin  embargo en el siglo XIX la guerra se experimentó hasta como la vida extrema y dura, demostrada hasta con nuestros caudillos —Quiroga, el Chacho, y el último caudillo regional Felipe Varela— fundamentalmente este último caudillo que tuvo su mirada por la patria federal y sur americana; lo expresó claramente oponiéndose a la Guerra con el Paraguay en su Manifiesto y dice “Estamos del lado del Paraguay” y más tarde en su Proyecto Unión Americana. Al respecto la literatura regional muestra un canto, cuando Don Juan Alfonso Carrizo en una zamba escrita a su honor le dice "De Chile llegó Varela, / y vino a su patria hermosa. / Aquí ha de morir peleando / por el Chacho Peñaloza." 

El héroe lucha en este presente por el pasado y el futuro y sobre él se puede contar una historia a diferencia del deportista que es puro presente y gusta de la aventura, del derrame de su adrenalina. El héroe es ese hombre que sabe comunicarse frente a la hazaña y que posee un lenguaje de liderazgo, sino que además es como el animal alfa. Los animales alfas no sólo son líderes por sus condiciones personales, además lo son por lo que el grupo les provee; los alfa cazan las mejores presas pero no por ser depredadores sino porque simplemente tienen mayor libertad para elegir, para dónde quieren ir y qué les gustaría hacer, y el resto de la manada normalmente los sigue). Algo de alfa tuvieron nuestros héroes.

¿ CÓMO CONSTRUIMOS A LOS HÉROES? 

Convengamos que parte de nuestra historia, y mucha,  se hizo con la construcción de mitos y leyendas, se suma a ello la mirada que muestra como nuestra cultura tiende a relacionar a la historia solo con el pasado y con el defecto de no poder relacionarla con este presente. Nuestra valoración para con el héroe es su veneración ligada a ese pasado y muy relacionados con las guerras de la independencia con la necesidad de la liberación del imperio español rodeada de destrucción humana, devastación, pérdida de poblaciones (Venezuela perdió el 44% de su población) Perdió recursos y también élites, aunque fueron las menores. Ante tanto dolor y como contrapartida fue llenarse de héroes. Bolívar así lo da a entender cuando le escribe a su tío Esteban Palacios y se pregunta “¿Dónde está Caracas? Caracas no existe; pero sus cenizas, sus monumentos, la tierra que la tuvo, han quedado resplandeciendo de libertad y están cubiertos de la gloria del martirio. Éste consuelo repara todas las pérdidas, a lo menos, este es el mío”.

La guerra ganada, el objetivo cumplido, el país devastado requerían de alguna estrategia de reparación. La gloria sería el destino sentimental de los patriotas. El consuelo de la gloria a cambio de la pérdida. He allí la génesis de una ética y la piedra fundacional de un imaginario nacional para construirlos en lo heroico. El heroísmo y la gloria comenzaron a servir de escudo contra la decepción y la pérdida detrás de la contienda. Decepción porque las promesas, o mejor dicho, las expectativas que las Revoluciones de las Independencias habían generado no fueron cumplidas; si bien es cierto que se cambió la forma  de gobierno, el monárquico por las juntas, los triunviratos, los directorio y sin españoles en los gobiernos,  sino criollos a la vista, empieza otro fantasma en sus cabezas como fueron las diferencias entre unitarios y federales, entre el puerto y las provincias, burguesías enclavadas en terratenientes contra la servidumbre de la mano de obra, desencuentros entre civiles, sumado la debilidad de las instituciones, lo que denostaba la poca calidad de la república. Esto puede ser el origen de la patria grande  posicionando a Bolívar e ese concepto y sobre la necesidad de la República en un concepto mayor y superador.

Por otro lado, no siempre en la historia se nombró patria grande. Si bien es cierto que el concepto nace con San Martín y con Bolívar, es el nacionalismo que lo embandera para la exaltación del fenómeno héroe nacido bajo la orientación liberal. ¿Pero de quién es más propiedad el concepto de la patria grande? Debemos decir que es el socialismo argentino quien lo acuña en la figura de Manuel Bartolomé Ugarte (político, escritor, diplomático argentino que nació en 1875 y murió en  Niza) llamado precursor de la latinoamericanidad porque combatió la influencia norteamericana desde una visión que reconocía las raíces españolas en contraposición a la visión panamericana, teoría esta última propuesta por el Departamento de Estado de Estados Unidos, que postulaba un origen y destino común de todas las naciones americanas desde Alaska hasta Tierra del Fuego y al respecto dijo: "Mi patria, ¿es acaso el barrio en que vivo, la casa en que me alojo, la habitación en que duermo? ¿No tenemos más bandera que la sombra del campanario? Yo conservo fervorosamente el culto del país en que he nacido, pero mi patria superior es el conjunto de ideas, de recuerdos, de costumbres, de orientaciones y de esperanzas que los hombres del mismo origen, nacidos de la misma revolución, articulan en el mismo continente con la ayuda de la misma lengua."

Me parece que aquí da origen al valor de la América del Sur, englobadas en las actuales organizaciones como el MERCOSUR (Mercado Común del Sur)para fortalecerse en el área económica; UNASUR ( Unión de Naciones Suramericanas) para la identidad de la región, CELAC (Comunidad de los  Estados Latinoamericanos y del Caribe) que según investigaciones ésta nace por el desprestigio del papel desempeñado por la OEA y en solidaridad con la postura argentina del discurso por la recuperación de La Malvinas contra  el imperio anglosajón y que además alienta a las naciones de la América del Sur a crear un bloque más de la multipolaridad existente, rompiendo la hegemonía unipolar despues de la caída de la antigua Rusia. Este bloque de lo multipolar es para ayudar a la recuperación de Las Malvinas considerándolas que no solo son Argentinas, son Latinoamericanas.

Allí tenemos una presencia de la Patria Grande: Ugarte decía "Unámonos, unámonos a tiempo; que todos nuestros corazones palpiten como si fueran uno solo y así, unidos, nuestras veinte capitales se trocarán en otros tantos centinelas que, al divisar al orgulloso enemigo, cuando éste les pregunte: ¿quién vive?, les respondan unánimes, con toda la fuerza de los pulmones: la América Latina". Deseo informar que participo en la tarea que realiza AMP (Asociación de Maestros y Profesores de La Rioja) por divulgar y hacer tomar conciencia de la desmilitarización de las Islas Malvinas a partir del libro editado por CTERA Y MOPASOL: MALVINAS DESCOLONIZACIÓN, PAZ Y SOBERANÍA. (Ver en este blog).

¿EN LA SOCIEDAD ACTUAL VALEN LOS HÉROES? ¿LOS NECESITAMOS?

Y en esta lógica es cierto que no tenemos héroes surgentes según el enfoque clásico-romano. Los que existen en nuestra cultura son los que perviven del origen de la patria, pero un poco desdibujados, borrados de la cotidianidad, aunque sí seguimos sintiendo una necesidad de veneración  que no la expresamos y no la transparentamos.  Esto parece ser una consecuencia de la moderna democracia de masas, ya que el igualitarismo no tolera la excelencia del héroe ni tampoco acepta la presencia de héroes, no los acepta porque dos razones: en primer lugar porque la sociedad moderna no acredita el arrodillarse ante el otro, y en segundo lugar, porque claramente todos nos concebimos iguales, valemos primero por ser humanos, por rescatar lo que hay en cada uno de nosotros, tanto en el tú o como en el yo. Nos interesa la alteridad valorada, más cuando ésta no está reconocida.  Estamos lejos del aristoi —del griego los mejores— concepto habilitador para que las sociedades y las naciones se construyan con los mejores arquetipos, las acciones virtuosas, obras perpetuas, con los que continuamente demuestran su grandeza y aspiran realizarse en hazañas inmortales, héroes para quienes la fama les era intrascendente y la ambición no era para sí, sino para los anales de la historia, con la idea de haber realizado algo importante por y para la patria.

En las democracias igualitarias lograr la condición de igualdad es hacer inclusión para la mayor cantidad de población.  Pararse en este objetivo significa a veces pelearse con las libertades individuales, con el deseo de hacer la meritocracia (el mérito por el esfuerzo) por practicar la eudamonía (conseguir algo por el esfuerzo,el sacrificio,el trabajo entre tantas prácticas poco visibles).Entonces si estas prácticas no valen en este tiempo parece ser entonces que este mundo no necesita de héroes y los ciudadanos tampoco desean realizar actos supererogatorios, brillantes, escultóricos. El ciudadano común se vuelca más al ascetismo interior del rendimiento laboral, familiar, entregado al determinismo de las máquinas que reemplazan a las manos creadoras. Las aspiraciones pasan por el deseo de tener un mejor pasar, más bienes, ganar la lotería, todos aspiramos que la riqueza nos toque con un golpe de gracia. De este modo las hazañas se han ido relegando poco a poco por otras conductas, apuntando al rendimiento burgués como la aspiración a estar en la clase media acomodada y no perder ese estatus. En esta cotidianidad el ciudadano común tampoco conoce la gloria, tampoco hace falta leerle la mejor literatura, hechos de La Ilíada, las fábulas de Esopo, Lafontaine por decir algo referido a la deconstrucción de las éticas indoloras y sin sanciones.

Nuestra sociedad necesita prestigio y los héroes no están, ni fueron ideados para lograrlo
Creo que en nuestra sociedad hay un efecto anti heroico. El mundo moderno, hedonista y con aspiraciones de conseguir y mejorar las democracias se conforma con no alimentar una cultura heroica, y por otro lado hay una concepción revisionista que pretende desenmascarar al héroe,destruirlo, ridiculizarlo.La intimidad como dije antes es parte del héroe; y hoy los medios de comunicación son demasiados luminosos para los héroes.Las cámaras muestran los aspectos más corrientes de los seres humanos de modo que el anhelo de héroes —de los diferentes— se ve continuamente frustrado.  Cuando más nos acercamos a los grandes en esta visión hedonista más pequeños se los convierte. El héroe nos recuerda que el vivir por vivir o el sobrevivir no son la verdadera vida. El héroe es el ser humano más allá de sí mismo.

¿POR QUÉ HABLAMOS DE LOS HÉROES?

Los héroes ayudan a la formación de la personalidad y son un privilegio de la juventud. Actualmente encontraremos cuando mucho a los jóvenes identificarse con Los Guachiturros y no a que se identifiquen con Aquiles,  o Héctor de la Ilíada por ejemplo. Incluso a este nivel tan trivial, la admiración, el entusiasmo y el culto a un héroe sigue constituyendo el medio por el que se desarrolla el carácter y otros procesos subjetivos. Uno sigue siendo joven mientras tiene prototipos  a quiénes admirar. Quién no admira a sus héroes tampoco posee ambición; vivirá una vida pobre. El héroe es la idea decisiva en forma de persona al cual acercarse y tener como un horizonte como un ideal. El héroe es siempre además el jefe de mando que nos dice lo que debemos hacer. En ese sentido, la veneración al héroe alberga el anhelo de recibir órdenes, la esperanza de tener el mejor líder del mundo. Todo líder nos llena de sentido y basta con el gran gesto.
Momento para pensar si los héroes en la actual cultura moderna con aspiraciones de igualitarismo necesitan estar o requieren para ello de actos de su reposición, o les saquemos el velo de la ignorancia, los desempolvemos de nuestra memoria, o reconstruirlos entre mente y corazón, o para pensar si esta Patria Grande necesita de otras construcciones más alejadas de la que nos formamos como sistema educativo, que fue la cultura greco romana, quien nos animó a construir la necesidad de tener héroes, pero ese será otro tramo de otra charla. Mientras tanto creo que vale una expresión habilitadora de un maestro latinoamericano para estos tiempos:   Necesitamos de otras formas “ni copia, ni calco, sino creación heroica”. Creo que ello será posible si no desaparecen las lecturas de las grandes obras literarias.

Fuente de referencia: Revista Humbolt del Instituto Goethe. 2010.







miércoles, 25 de abril de 2012

LA FIGURA RIOJANA DE CASTRO BARROS Y SU NECESARIA VISIBILIDAD.

(PUBLICADO POR EL INDEPENDIENTE, EL DÍA 24 DE ABRIL DEL 2012)


                                                                                             Por Lucía Cáceres. Lic. en Ciencia Política
                                                 “Los patriotas expanden nuestro concepto de lo posible” Susan Neiman

¿Por qué es tan acotado nuestro conocimiento sobre el pensamiento de este prócer veraz en los púlpitos, en la pluma de sus análisis políticos, en las cartas a su hermano Juan Vicente, a los riojanos Brizuela y Doria, Nicolás Dávila, Facundo Quiroga, a Rosas, en las teclas de las imprentas de Córdoba y Tucumán?
¿Por qué cuando se habla de él y pobremente se lo encorseta en un espacio unívoco, en el mes de Julio y no en las devenidas problemáticas de la Revolución de Mayo, en la que participó y que además son las Revoluciones de la Independencia? ¿Por qué nuestra idea de revolución está pegada a desencantos de conflictos no deseados y no a la idea fundacional de un origen que nos debíamos y que era irrenunciable?

Como riojanos en un acto de justicia intergeneracional podemos convertir a Castro Barros en objeto de conocimiento poniendo plusvalor a su estatura patriota y épica desde su origen en la dignidad de un hogar sencillo donde abrevó el espíritu de libertad inmerso en los derechos iusnaturalistas, demostrado más tarde en las aulas de los claustros religiosos cordobeses, cuando como un docente con sotana sintió la incomodidad de vivir de prestado en una tierra de la que no era su dueño. De hecho, el mito de la historia con tintes radicalizados sobrevalua a los héroes en las luchas nacidas en la tempestad rebelde, vinculada a actos militares acompañados de bravura en indómitas batallas y que luego el mármol inmortalizó. ¿La patria la hicieron los héroes, los próceres, los anónimos? Por otro lado existe en nuestra formación histórica un rasgo fantasmal con el Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros y él como queriéndose correr del estigma amigo-enemigo sobre sus ideas monárquicas y a favor del régimen de gobierno unitarista y centralista respondió en 1834 diciendo: “Yo pregono a la faz de todo el mundo, que no he sido, ni soi, ni seré jamás, monarquista, unitario ni federal, sino un patriota constitucional católico romano, bajo la forma de gobierno que dictare y promulgare la mayoría de vuestros pueblos, por sí mismos o por el órgano de sus representantes”.

El discurso de la literatura oficial en la que se cimentó la historia nacional tuvo una inclinación obediente hacia una “escritura realizada desde arriba”, hegemónica y elitista, fundada en la Ilustración y en el Positivismo, fuertes escuelas constructoras en la formación del sistema educativo. Tales concepciones son difíciles de sostener en estos tiempos, sus arqueologías tambalean, las naciones respiran otros aires, con la necesidad de habilitar una historia más segura de sí misma, donde no sólo importa lo histórico y lo político, sino lo social y lo cultural, enfoques que comienzan a vislumbrarse como otras maneras de interpretar el pasado. Historia basada en los hechos que se hicieron y continúan haciéndose a través de la interpretación que hoy le damos, situados en el espacio y en el valor del tiempo que le asignamos. “La historia  es nuestra y la hacen los pueblos” se escucha en los ámbitos académicos actuales.
Castro Barros es nuestro y necesitamos como riojanos construir su obra, descubriendo en sus escritos la visión soberana del poder en los pueblos originarios, mediante el principio de retroversión —destituidas las autoridades españolas, el poder vuelve a sus dueños— más el  anhelo de una patria libre e independizada desde un interior desarticulado e incomunicado, como lo fue la Argentina en la primera mitad del siglo XIX.  De hecho su legado histórico no ha sido descubierto con toda claridad, y por ende ese pasado que no está amanzado con las palabras justas, está asechando este presente, pidiendo visibilidad y transparencia desde la “historia realizada desde abajo” de la que carecemos.

Como todos los revolucionarios de la independencia, Castro Barros soñó con la emancipación, pero no sabían cómo hacerla; la pensaron declarando las independencias del domino español. Durante ese tiempo escribió sobre la patria diciendo: “Es la sociedad, la consagración de los hombres libres con el objeto de amarse y auxiliarse recíprocamente en sus necesidades bajo ciertas leyes y orden, cuya cabeza es el supremo gobierno, sea el legislativo, judiciario y ejecutivo, que se establece a voluntad de los ciudadanos”. Anticipó el Estado de Derecho que hoy tenemos. La patria debía estar sostenida con ciertos bienes, más allá de las meras declaraciones, como los elementos tangibles, realizables:
• La seguridad de los individuos como “la garantía, la confianza o indemnidad (indemnización) que tiene el hombre para no ser ofendido en su persona particular y sus derechos”.
• La propiedad de los bienes de la patria sufren “la irrupción de los españoles en nuestra América, particularmente a los indios que no se les ha permitido ser propietarios de sus tierras, de sus manos, de sus pies y ni aun de su propios sueño”... “Los indios trabajando las minas y desentrañando los ingentes tesoros que encierran nuestros cerros, todo ha sido para engrandecer la península y saciar la codicia española”… “Así vemos a nuestra América pobre y desolada, semejante a una casa robada y a manera de un esqueleto descarnado: sin escuelas en sus ciudades y pueblos, sin puentes en sus ríos, sin compostura en sus caminos y sin otras obras públicas que tiene para comodidad de sus habitantes el más infeliz del mundo”. Como tercer bien decía “que la libertad y la igualdad estuviera a la faz de la ley”.

Si el planteo es “la historia es nuestra y la hacen los pueblos” abrogaremos por derrumbar el  posicionamiento que la ortodoxia dibujó injustamente con Castro Barros etiquetado para un “politicidio” híbrido a contrapelo de la verdadera historia real y que empezaremos a reinterpretar. Fue un riojano que hace 200 años concibió una cosmovisión compatible con una verdadera revolución, con una solidez de principios hoy por hoy más que deseables. Nos permitiremos enriquecernos en su figura, como ciudadanos intergeneracionales, en este escenario y en este tiempo apelando a un concepto significativo: el Pachakuti —vocablo andino que indica el regreso del tiempo— para que nuestro imaginario enhebre hechos de aquella época y que nos ayudarán a un cambio social, el necesitado.

                                                    Fuente: Castro Barros. Sus escritos: Juan Aurelio Ortíz. Pág 31 y 241


PRESENTACIÓN DEL LIBRO: MALVINAS, DESCOLONIZACIÓN, PAZ Y SOBERANÍA. (Ediciones CTERA)



Este libro elaborado por CTERA junto al movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los pueblos Mopasol viene a cubrir una necesidad de información en los espacios públicos escuelas, bibliotecas, profesorados como anticipándose a dar respuestas a una problemática caliente en los colectivos sociales y nacionales y generar un clima de debate o contribuir a despertar la modorra o de la actitud anestésica que nuestra sociedad contemporánea registra y acumula desde unos años. La ciudadanía necesita de luces para encauzar un reclamo pacífico por la SOBERANÍA EN MALVINAS y este texto viene justo, en un momento actual, crítico ante la necesidad de esclarecimiento con respecto a la SITUACIÓN DE LAS ISLAS,  porque MALVINAS ES MÁS QUE LA GUERRA QUE SUFRIMOS.

Considero importante y de gran responsabilidad solidaria para la ciudadanía que un gremio como AMP tome la posta para realizar LECTURAS EN CLAVE sobre una situación compleja con varias dimensiones y acompañar a los sujetos de la educación (tanto educadores como alumnos en el acto educativo) para el fortalecimiento de las conciencias argentinas. Considero que MALVINAS, es un dolor país, nos duele la pérdida de vidas inocentes, nos duele el engaño al pueblo argentino, por la decisión unívoca ante la carencia de consulta, por la falta de respeto al pueblo soberano, por usar de ese sentimiento hacia las islas y sobre todo llevarnos a la guerra, como un acto irresponsables basado en el principio antiguo de Clausewitz cuando hace más de un siglo atrás dijo: “la guerra es una extensión de la política con otros medios”. Ese mesianismo absurdo, obsoleto llevó a que la Dictadura del Terrorismo de Estado, la iniciara en el 2 de Abril de 1982. Pensar en la guerra hoy —como en ese momento— no es una para nada opción para resolver conflictos, aunque se la pudiera justificar en el principio del iuss belli como las guerras de liberación, o de las de independencia del siglo XIX en la América Latina. Sin embargo, en ese tiempo no había nacido la comunidad ni la sociedad internacional que es la que daría lugar al ejercicio del derecho internacional en los marcos de la paz y en el contexto respetuoso de las naciones. En la actualidad ni sirven los dilemas morales, aunque los podamos plantear para considerar nuestra la verdad y nuestra justicia por la recuperación de las islas.

Pero el fin de una guerra sea justo o injusto, siempre es tragedia, dolor y muerte. Hoy va contra de los modernos principios del derecho, porque existen los mecanismos instrumentales para evitarla. Ese es el espíritu de este libro, generar marcos reglados de paz, paz que está deseada en la mayoría de los docentes a quienes va dirigido, también los está en el sentir del pueblo argentino y como gobierno democrático.
¿Qué hay que hacer en estos momentos, como pueblo o como nación argentina? Siempre hay algo que hacer: Si pensamos que la democracia es un movimiento continuo, y no un pacto de silencio, los argentinos debemos hablar sobre Malvinas, interiorizarnos, saber que cuando decimos MALVINAS, es hablar más allá de la guerra, comprendida desde el acontecimiento doloroso, e irrepetible, por la memoria y el respeto por los soldados y sus familias. Debemos saber que la guerra de Malvinas y las del Atlántico Sur INICIARON OTRA ETAPA PARA MIRAR LAS ISLAS y que sin embargo por razones geográficas, históricas, geopolíticas, económicas, nos pertenecen. (Tema muy bien tratado en este ajustado libro). Sin embargo debemos reconocer que el viejo orden de concebir a la soberanía asentada en la presencia de trino: un Estado, una nación y un territorio es difícil, pero no imposible para nosotros. No hicimos SOBERANÍA por mucho tiempo. La soberanía no se declama, se ejerce, se la habilita. Si nos afirmamos en el concepto original de soberanía, ésta nació como una iluminación, la de un poder divino hacia los emperadores o reyes, terminada ésta, la soberanía pasó al pueblo, tomado después como el soberano. En esa línea si no se ejerce la soberanía es como ejercer un maltrato o un desprecio a lo que está concedido por naturaleza o por ideología.

El panorama sobre MALVINAS, CAMBIÓ, SE COMPLEJIZÓ, con la presencia militarizada, la explotación del petróleo por los ingleses en la zona norte de la Gran Malvina, la cooperación expresada a nivel de intensión de los hermanos latinoamericanos para actuar en bloque, la presencia fuerte del colonialismo y aceptación de parte de nosotros del  neocolonialismo a pesar reinstalación en los foros de discusión sobre la figura de la des-colonialización, la figura de los kelpers que no es igual a los originarios habitantes de las Islas y que en ellos no entraría el principio de autodeterminación de los pueblos, la disonancia entre pensadores intelectuales que aportan ideas, si hay que conquistarlos o en realidad debe hablarse con el gobierno de la Gran Bretaña, el hacer valer el papel de la ONU como órgano por excelencia en el marco normativo internacional, y fundamentalmente hacer valer la resolución 1514 emanada de la XV Asamblea General del 14 de Diciembre de 1960, todos son aristas de la misma situación MALVINAS. Este me parece que es la intensión de CTERA Y DE Mopasol, integrarnos como pueblo y ayudarnos a ser soberanos, puesto que la soberanía no se declama, ser ejerce.

Otra una clave de lectura acertada en este libro es la Resolución de la ONU que expresa poner fin al colonialismo en todas sus partes y en todas sus formas. (Pág 22 y 23) Se puede leer además que en dicha una oportunidad se invitó a ambos gobiernos en conflicto (Argentina y Gran Bretaña) en las resoluciones 2065 y 3160 con fechas de diciembre de 1965 y diciembre de 1973 para que expresen su vocación de resolución al conflicto. En estas resoluciones no se involucran cuestiones relativas a la autodeterminación de los habitantes como cuestión del ejercicio de su voluntad y deseo, ya que dicha población no puede ser considerada un pueblo en el sentido de la Declaración Anticolonialista. Pregunta que nos debemos realizar, por otro lado: ¿Qué pasó con el ejercicio de la Soberanía, cuando hubo una oportunidad y no se la ejerció?
Creo que en este momento se trata de visibilizar los temas urgentes para lograr la formación de subjetividades, es decir la actitud racional y necesaria en el ser argentino que movilicen la voluntad ciudadana de hombres y mujeres para que sean conscientes de su lugar en el mundo, del valor de su territorio, del deseo de contar con una nación cohesionada. Una de las formas es comenzar a incorporar en su lenguaje términos fundantes y que el discurso de la literatura oficial escrita desde arriba, aliada a una elite dominante y hegemónica olvidó, ocultó, desvirtuó, transgredió sus verdaderos significados y sentidos, como cuando en la época de los 80 se evitó hablar de MALVINAS, periodo denominado como la DESMALVINIZACIÓN.

¿Qué términos hablaremos con franqueza, sin miedo que están influyendo en nuestra cotidianidad, y que somos impactados por lo que significan: COLONIALISMO por ejemplo que se disfraza permanentemente y tiene esa fuerza de penetrar hasta los poros de la piel; IMPERIO y su fuerza dominante y que hace la connivencia con la ECONOMÍA DE MERCADO con un CAPITALISMO fortalecido en los grupos económicos dirigidos desde Inglaterra y distribuidos en todo el mundo, PATRIOTRISMO. ¿Sentimos vergüenza de hablar de patria? los militares la usaron engañosamente a ultranza, mientras desaparecían personas. ¡Cuántas actitudes pergeñadas que no hicieron más que licuar o desfondar los valores societales, de nación y de colectivo social! Necesitamos salir de ciertos cánones de la vieja política, la gobernabilidad será otra y la ciudadanía encontrará fortalezas.

MALVINAS debe aparecer en el discurso de los que hacen la historia desde abajo, de nosotros como sociedad o comunidad de sentidos, desde la ciudadanía para hacer regresar el tiempo, ese pasado para descubrirlo con toda claridad, porque ese pasado de guerra, de inmovilidad en algunos gobiernos argentinos no está amanzado con las palabras justas, está asechando este presente, pidiendo visibilidad y transparencia desde el nosotros mismo, convencidos de que debemos ejercer la soberanía. Solo así, desde la seguridad de contar lo que nos pertenece, desde la esperanza del derecho justo, convocaremos a los hermanos latinoamericanos del UNASUR, (UNIDAD AMERICANA DEL SUR) del ALBA, (ALTERNATIVA BOLIVARIANA PARA NUESTRA AMÉRICA) del CELAC (COMUNIDAD DE ESTADOS LATINOAMERICANOS Y DEL CARIBE) que ya hicieron una pronunciación en principios.




lunes, 23 de abril de 2012

ENCUENTRO CON LOS ORÍGENES, ENTRE LA PALABRA, LOS OBJETOS Y LAS MIRADAS DE UN PUEBLO. CHELCOS - 14 de Noviembre de 2011




El libro “LOS OJOS DE ALLÁ” que a partir de ahora tendrán en sus hogares,  uno para cada familia, los que conforman éste pueblo inspirador de cultura, hacedor silencioso y tenaz de vivencias y sentires en una época, que alcancé a mirar cuando era una niña en la segunda infancia, es la consumación de un dialogo entre la memoria de un pasado y un presente que se juega para  extenderse en un tiempo, animarse a no morir, sino a existir en la historia valiosa y significativa de los descendientes de los de una cultura, la del campo.

Los ojos de allá, son los ojos del campo, Chelcos. Perviven, están y nos invitan a mirarlos nuevamente, para ser contemplativos y reflexivos en el cardado de la memoria o en el hacer de presencias nuevas. Es mirar lo ya mirado, para encontrarnos en lo que fue y que ahora puede ser, una posibilidad más, cuando se trata de re-hacer la esencialidad de una época, de un lugar, de un mundo singularizado. “El campo tiene sus ojos y si estamos atentos, nos devuelve la mirada”  en imágenes y matices, en historias, en creencias y en laboreos plenos. Si miramos y esperamos nos encontraremos con espacios solariegos y nacientes de tradiciones, con antiguas formas de ser, con transparencias brotadas por los poros. Toda sociedad es gestora de culturas, potentes y fecundas, las hacen parir, algunas veces las conservan, otras languidecen y mueren. Los ojos de allá nos convocan a aspirar alientos esparcidos en frutos, sacar de las corolas vistosas sus haceres, secar las húmedas pieles campesinas para reconocerles su historia, la propia, que se autorizan a sí mismas.

Volver a mirar el campo es hacer memoria, desde una sorda y oscura configuración sujetada íntimamente en cordeles y cerrojos. ¿Cómo romper esas trabazones para soltar los recuerdos? ¿Qué color poner al atrevimiento y hacer alianzas con el lenguaje? ¿Qué inspiración tallan los sonidos, las voces o las imágenes que responden con fidelidad a ese pequeño mundo? Sólo las palabras, mediadoras, facilitadoras, para hablar de aquellas figuras fuertes o de las que no se hablan. Todas están, latentes, pujantes en el magma de las emociones y los saberes. En toda la humanidad la palabra universaliza. ¿Cómo no hablar de aquello que se echa de menos y que siempre se tuvo?

Mirar en la memoria que deja abigarradas huellas en el alma, es para que los inéditos cauces se agiten y salgan inocentes del letargo, a la espera de ser mirados, escuchados, atendidos porque es otra la trama que la pasión teje, son otros los matices y los sentidos, hoy recreados y emancipados. Las voluntades libres de prejuicios y gustosas vuelven a percibir los sabores, los olores olvidados y callados por la urgencia de los presentes.

Los ojos puestos allá habilitan los actos autónomos, para reconocer lo sabido, lo vivido, lo aprehendido en una traza de historia pequeña, sentida y revelada. Reconocerse como autor de ese saber- hacer desde la distancia que ya no tiene tiempos, porque eso también regala la memoria, es haber superado el dolor de las heridas acordadas con la vida misma. Quedaron las llagas en esfumadas cicatrices y las otras serán sublimadas y mutadas.

Hacer memoria es superar la intencionalidad de la fuerza de una historia poderosa y estigmatizadora que andamia con un sólo discurso, con la severidad fundacional y la rigidez de ser la única verdad. La memoria sirve para redireccionar las marcas como las ideologías que encorsetan. La justeza de la memoria junto a la justicia de la historia, soldarán uniones, lograrán ligazones de cuerpos y almas, para introducirlos en posibles imaginaciones como en recreadas y nuevas construcciones.

Sentir pasión por volver a mirar los trazos de la memoria es valorizar el pasado, agudizarlo en los modos de construir la verdad cuando hilaron el origen con el lugar, con el trabajo, con la tierra. El desafío es indagar por dónde se estatuía la dimensión del poder en esa pequeña comunidad. ¿Qué concepción de poder los alimentaba? ¿Por dónde se edificaba el gen antropológico para no necesitar de la direccionalidad de uno que incita y el otro que obedece? ¿Cómo lograron ser creadores del sí mismo y por el sí mismo, en sus capacidades y potencialidades? ¿Fue éste un resabio del principio de la filosofía cuando proclama: “la humanidad como autocreación”, “los hombres no han tomado nada de los dioses, se han enseñado a sí mismos, como la palabra, el pensamiento, qué es como el viento, qué mueve voluntades y pasiones”? ¿Esto se ha perdido? ¿Ha mutado?

Pensar lo impensado, descubrir lo encubierto, separar lo unido, reunir lo separado, unir el pasado con el presente, es una necesidad —no la de la nostalgia— sino la invitación al lector para recrear el sentido de lo nuevo con el “vivir entusiasmado”. Los ojos de allá son para buscar la mirada y esperar… porque el campo las devuelve para ser solidarios con él.