lunes, 4 de febrero de 2008

¿POR QUÉ ÉTICA ANDAMOS?

La huella de las grandes crisis y de los aberrantes hechos que significó el Siglo XX, ha dejado a la Humanidad adormecida, indiferente y desconfiada sobre la necesidad de justificación que tiene la Ética en nuestras vidas. Los sucesos demostrables históricamente son muchos y de variada incumbencia. Dos guerras mundiales, el holocausto de Auschwitz, Hiroshima y Nagasaki, Guerra del Golfo, de Vietnam, el auto genocidio de Camboya, Irak, avasallamiento de las democracias por corporaciones económicas, y el actual terrorismo internacional.

Agreguemos a esta lista de semejante embotamiento para las Ciencias Sociales, el desarrollo de la técnica de un modelo de ciencia que hace imprevisible hasta el futuro genético de la misma Humanidad.

¿Prolongamos la enumeración? El efecto que produjo la conformación geopolítica del tercer y cuarto mundo siguiendo el paradigma de la preeminencia de la esfera económica, el homo económicus. Los ricos en el Norte y los pobres en el Sur hemisférico. Los países de Latinoamérica como los del África se estigmatizan por sus cuestiones en función de la presencia de grandes bolsones de pobreza, violencia, drogadicción y anomia. En este escenario aparece la discusión irrelevante si la economía avasalló a la política, o la política dejó de existir. El hombre es un ser político, lo dijo Aristóteles.

La moral se ha muerto” es muy plausible que se señale en el discurso rápido y de poca solidez, por efectos del predominio de la conciencia ingenua sobredimensionada o en anacronismos. Así, como cuando aparece la enfermedad, y se la ataca con remedios, de la misma manera deberemos proceder con la Ética para mitigar este tiempo de frío moral, de cinismo, de derrumbe de las teorías, o de valores, (como dicen muchos). Sin embargo hay que considerar el solapamiento que hay detrás de quienes dicen “la moral ha muerto”. Puede expresar una fuga para cerrar discursos, o como también la necesidad de desempolvar los códigos morales existente. Hoy es el tiempo para abonar las verdaderas cuestiones éticas. Pero ¿Qué Ética?

Junto al postmodernismo, más la época del fin de la posmodernidad con el impacto de la globalización, condiciona una contemporaneidad para la instalación de sus correspondientes Éticas. Son todas de cuño liberal, que alzan como banderas al individualismo, la libertad para el mercado y democracias liberales adecuadas para tal fin. Considero necesario que se conozca algo de sus cuerpos reflexivos para poder dar significación y sentido a nuestras prácticas y construir el ethos en el espacio público porque es el lugar visible de la concurrencia de la pluralidad. Cuando se dice el ethos se hace referencia a la convergencia dialéctica de las normas resignificadas por la cultura, la reflexión y análisis de los acontecimientos sociales que nos ocurren, para luego habilitar la voluntad ya sea para la ocasión, o para la oportunidad a crearse, todo para de la acción responsable. El ethos es la aspiración máxima en el quehacer de una sociedad.

En un ejercicio de reconocimiento señalemos que existe la “Ética pragmática y utilitarista”, muy materialista, fomentada por el capitalismo colonizador para una sociedad hedonística, frívola, con muchas veleidades. Otra muy cohabitable con la anterior es “la Ética indolora, sin moral y sin sanción” avalada por la crisis de los grandes relatos, la preeminencia de la transparencia bursátil y superficial, constituyéndonos en sujetos vacíos e individualistas y de poca solidez. Por último la “Ética del como sí” reforzando la hibridez y el cinismo. Esta última Ética funciona más o menos así.

Yo hago como que trabajo, y el Estado hace como que bien me paga".

Hay problemas evidentes de inseguridad, el gobierno dice que mermó considerablemente el índice delictivo, que todo está bien, lo que existe es desinformación”.

La “Ética del como sí” recoge y combina impúdicamente lo utilitario de las éticas anteriores, como los derechos subjetivos y las razones del mercado. Se vale estratégicamente de la “astucia” y “la razón” para una pseudo virtud: el conformismo de todos, que no es lo mismo que el bien común, ni el orden justo. Esta ética que cruza a la mayoría de los colectivos sociales, carece de reflexión, de sanción, habilita trampas, con un fuerte vacío moral.

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