miércoles, 21 de julio de 2010

DEL HECHO AL ACONTECIMIENTO

El sentido de unir el pasado con el presente es un una práctica cotidiana en la sociedad. Es la clave de la historia cuando atraviesa los hilos de la memoria. Lo reflejan las celebraciones, los festejos, los actos vistosos de alegría y júbilo. Sin embargo, el desafío es cuando el hecho del pasado pueda convertirse en un acontecimiento en este presente y realimente las prácticas de los sujetos implicados, para ser más hacedores de esa historia, digna de ser reconocida y revivida. Parte de ese festejo fue el dejar grabado las huellas de los fundadores del Barrio UPCN, en un intento de no facilitar el olvido que el tiempo determina en esta contemporaneidad.

Entre callecitas embarradas y sinuosas, ajenas todavía al pavimento que calma la tierra polvorienta, se lucían los olivos centenarios y penitentes en cada patio festivo y generoso, como los corazones de las familias que tejían el sueño de la casa propia. Los hombres y las mujeres, algunas muy jóvenes, otras más maduras hacían el día a día en los hogares nidos, para ser las fortalezas de guarda de pichones y de ilusiones. En las nochecitas tibias de los otoños ocres y amarillos o en la sombrilla de los paraísos veraniegos, se embebían los sueños comunitarios, luego se esparcirían en parlanchines senderos y veredas compartidas.

Testigo naciente fue el año 1969 del siglo pasado que concedió el permiso para erguirse como otra comunidad en la vida de la sociedad riojana. Todas las carencias atestiguaban la presencia de un novel barrio, básico, sencillo y digno, grande en los vínculos como en el lazo vecinal. Poco a poco llegó de la mano del artificio de la civilización y del progreso, las aceras, las cloacas, el asfalto, el alumbrado público sostenido solidariamente con el trabajo co-responsable de cada uno de los vecinos, como de la sapiencia de hombres expertos y ágiles en gestión.

Sin embargo, algo se mantuvo en estos cuarenta años. Su nombre identitario. Nadie se encolumnó en la osadía de cambiar sus siglas, como el mito solidificados en el tiempo y, que sólo existen para dar fuerzas, uniones y avances. Las siglas UPCN (Unión Personal Civil de la Nación) fueron los hilos y los cordeles que anudan silenciosamente la identidad barrial. Sus habitantes son manojos de tallos firmes y humedecidos en sabias, hambrientos de crecimiento expuesto en cada jardín, en enrejados rosales, en arboledas, en veredas lustrosas y vistosas viviendas.

¡Cuarenta años! Felicidades a las familias fundadoras que todavía expresan con entusiasmo el valor de la vida, vaya también el agradecimiento a los que ya no nos acompañan físicamente. Lolita y Florentino Cáceres Morando, Lidia Mendoza y Aldo Ruarte, Roberto Molina, Guillermo Deusa, Pedro Díaz, Hnos. Coloma, Ing. Catalán (padre), Gaspar Picó, María Díaz y Carlos Luna, Mario Oyola, Margarita Omar y Aldo Lastra, Nardo Díaz Bazán, Flavio Vergara y señora, Sofía Vera y tanto otros que sabemos que estuvieron con garra y tesón, pero que la tiranía del espacio en el papel no permite seguir nombrándolos.

¿Por qué festejar con alegría estos cuarenta años uniendo el presente que es presencia, con el pasado que es recuerdo y lejanía? La historia grande y la de cada uno, nos mueve a recurrir a la necesidad de unirlos, pero no en la necesidad de la nostalgia que tiene su acento en la tristeza, la pena, la melancolía o la añoranza. Ella existe y la respetamos cuando es fresca y decisiva, pero como caminantes de la vida pero como caminantes de la vida nos merecemos otra necesidad, la de recrear el sentido de lo nuevo con el entusiasmo de vivir.

Dentro de unas pocas horas los vecinos autoconvocados para el homenaje y la gratitud a los 40 años expresarán el testimonio de la alegría a través del canto, la danza, el baile renovado.

Ya no caminamos por las callecitas polvorientas, ya no está el paternal saludo de los olivos en el amanecer aireado, quizás no se escuche el canto del zorzal o de las reynamoras en el adulto pino enhiesto de la casa amarilla en esa esquina, sin embargo, continúa la sonrisa del encuentro, la palabra llenadora de sabiduría del vecino fundador. También vivimos la renovación con la presencia de lo nuevo que nos elige porque aquí se contagia del espíritu que une y teje ilusiones.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS BARRIO UPCN!

1 comentario:

Unknown dijo...

Lucy: Lindo sentimiento expresado para con la simpleza de la vida de un barrio más entre muchos, para muchos y esencial para los que lo habitan o crecieron en él.
De pequeñas observaciones y "rescates" se construyen las grandes historias.
Un reconocimiento merecido de una observadora destacada y sensible. ¡Celebro ,compañera de andares, su mirada para con las cosas! Uno de mis besotes. ANABEL