martes, 18 de febrero de 2020

AUTONOMÍA DE LA RIOJA EN SU BICENTENARIO

En el acta de deliberación realizada en la Sala de Representantes de la Ciudad de la Rioja “reunido el pueblo en la Casa Comunitaria” el 1 de marzo de 1820 se rescata de este legado y a doscientos años la siguiente declaración: “Deliberen con franqueza y libertad sobre los importantes objetos que han motivado la presente reunión”. Este documento nos revela que fue un acto de gobierno, único e incipiente, necesario e importante, urgente y fundamental para concebirlo como una “individualización histórica” nueva y peculiar, del constante flujo del acaecer de la realidad, del  devenir continuo del hombre. El devenir del hombre se llama historia.

¿Cómo se entiende la individualidad histórica? Por la presencia de un hecho, de un dato, del sentido de acontecimiento, de la cosa sucedida en un lugar y en una época lo que constituye un núcleo autorizado del pensar histórico y del historicismo en general.

Los riojanos de este siglo somos parte de una generación distante de lo sucedido y el tiempo actual nos pide encontrar el sentido de ese “objeto histórico” genuino e irrepetible, el que tiene características de una “unidad de vida” para pensar y considerar los diversos elementos incrustados en su estructura epocal, que arrastró conflictos, desnudó carencias, exigió necesidades y soluciones en lo político-social para apuntalar la debilidad institucional y gubernamental del momento, para obtener seguridad en lo territorial, para controlar lo administrativo y fundamentalmente lo económico. ¿Debemos también incluir el espíritu del hombre, de la sociedad de esa época?¿Qué ambiciones les palpitaba como representantes?¿Tenían las fuentes de clarividencia política? ¿Los animaba una hiper-exigencia?

“Deliberen con franqueza y libertad sobre el importante objeto” reza el manuscrito de la reunión clave del 1 de Marzo de 1820. Es posible que nuestra subjetividad visibilice de ese mandato deducir una deseable aspiración política para no entramparse en lo que hoy llamaríamos lo legal y lo legítimo. Dos conceptos vinculantes y fundantes del estado de derecho construido años después y que hoy en la práctica es difícil su encaramiento. ¿Podemos como ciudadanos históricos pensar que esos hombres buscaban lo esencial? ¿Estaban cerca de una actitud lógica de abordar la realidad de la época? ¿Cuáles fueron las valoraciones que los animaban? ¿Buscaban un fin bien definido? Eran tiempos de crisis. Caducaba el sistema y el régimen del Virreinato. La anarquía estaba en su apogeo. La clase política dominante se alimentaba con el espíritu de fundar confederaciones al valorar las autonomías regionales que iban a pérdida. ¿Cómo fue el escenario de deliberaciones? ¿Estamos habilitados como lectores comprensivos para embarcarnos en “una fantasía complementaria” como presupuesto similar a aquella que se vivió en La Rioja, en 1820? Solo así seremos sujetos históricos del legado material e inmaterial que heredamos.

 “Las obras históricas son en un grado simbólicas, las que dejan un recuerdo y una presencia viva a la posteridad". Tübingen, 1922, en el libro de A. Waisman “El Historicismo Contemporáneo” de la Universidad Nacional de Córdoba.

Fuente de Imagen: Goyochea, P. [Pedro Oscar Goyochea]. (10 de febrero de 2020). CAMINO al BICENTENARIO DE LA AUTONOMÍA DE LA RIOJA. [Imagen adjunta]. Facebook. https://www.facebook.com/1164138484/posts/10215536004170925/

No hay comentarios: