miércoles, 23 de enero de 2013

LOS MITOS EN EL ESCENARIO CONTEMPORÁNEO

“SI LA RIOJA NO FUERA LO QUE LA TRADICIÓN NOS CUENTA Y NOS MUESTRA, NO SERÍA LA RIOJA” Evento organizado por el Área de Cultura de la Legislatura de La Rioja en el Día de la Tradición. 10 de Noviembre de 2012

Si hay un elemento que ayuda a construir la espiritualidad de los pueblos, es indudablemente el mito, que en griego significa relato. ¿Pero qué clase de relato? el primigenio, es decir el inicial, el fundacional, el genuino, el simbólico, el que habla del origen de las cosas, de los hechos, de los dioses o de los héroes para ver cómo ellos resolvieron la existencia del bien y del mal, o cómo las fuerzas sobrenaturales ayudaron a ver a los terrestres a discernir cuáles eran los legítimos en el uso de valores y cuáles serían los que habría que reconocerle la ilegitimidad por alguna maldad. Tanto fue la significación de aquella mitología en esa cultura que los llevó a pensar, para luego imitar que si los dioses ordenaron ese caos primitivo ¿por qué los hombres al que llamaron el zoon politikón podría lograrlo? Observamos entonces la entidad sustancial con la que nace la política, y el valor que ese hombre con cierta entidad le da importancia a la polis o a la ciudad.   

El relato construido en la mitología tenía una entidad sagrada, venerable, respetada, orientadora, y conviene en este momento diferenciarlo con la leyenda que proviene del latín legere que significa leer y escoger lo que debe ser leído, según las circunstancias. La leyenda por otro lado se aboca a un hecho único, focalizado y con rasgos históricos. No son iguales, pero sin inclusivos. La historia se escribió en función de los mitos y de leyendas. Ambos, sin embargo se transmiten por la circulación oral por el boca en boca, por la fuerza de la necesidad de ser habilitada con discursos y con prácticas. La tradición observada desde esta cosmovisión clásica es todo lo contrario a ausencia, es una actividad constante y presente no necesitaba de un 10 de Noviembre para revalorizarla por ejemplo. 

El mito alimenta al quehacer diario de los pueblos de manera inconsciente, se permea fácilmente para sostener las fortalezas en las prácticas sociales, en las éticas y en la moral y en definitiva forma parte del sistema de creencias que toda cultura o comunidad. Las ciencias sociales dicen que “cuando mayor es el número de mitos  y mayor su complejidad o densidad cualitativa mayor es la fuerza de las creencias que una comunidad posee, se valora su propia cosmovisión constructiva de identidad y la manera de ver e interpretar la cotidianidad. 

¿Pero porque ahora sentimos que el mito está en el terreno de lo peyorativo, de la desvalorización, del desprestigio, de la poca solvencia conceptual que no se los trata en los espacios académicos y solo en los ambientes culturales?

¿Cuándo se produjo la ruptura de esa visión del mito como perteneciente a lo sólido, al saber filosófico y al que le da sentido a la vida? Bueno aquí jugaron fuertemente dos corrientes: las de la modernidad y las positivistas de fines del siglo XVIII (Comte hasta Weber) las que nos llevaron tenuemente a hacer edificios donde la razón tenía que ser demostrable y debía ser comunicable con leyes, principios y disciplinas rigurosas a un método para ordenar y categorizar el saber. Se pensaba: “Lo que no se convierte en ley no existe”. En este orden ¿quiénes perdieron? Todo lo relacionado con las ciencias sociales. Los mitos por ende perdieron la categoría de sustentabilidad y cayeron al terreno del pensamiento mágico, de la fantasía hasta del engaño. Esto fue la modernidad con una historia larga de cánones y corsés.

Pero nos olvidamos que las sociedades no son enteramente racionales, ortodoxas, rígidas, medibles. Nos olvidamos que también tienen un espíritu que las sostienen y si no vean como el término nación que tiene mucho de espiritualidad —porque es el alma colectiva de un pueblo— está opacado, borrado, poco trabajado, poco alimentado, hasta parece no necesitárselo. 

El mito que es un relato sostiene a una creencia. Todos nuestros actos están manejados por creencias. Las creencias ayudan a caminar, a progresar, a desarrollarnos como pueblos, a construir posible actos posibles, a buscar los medios para fortalecerlos, y que esos medios ayuden a construir un arcos de visiones e interpretaciones subjetivas. Los mitos bien reelaborados los podemos resignificar para encontrarle sentidos en nosotros mismos, en las aulas, en la literatura, en los eventos para rever nuestras columnas de creencias.

Los mitos pueden proporcionar en estos tiempos la reconciliación de los polos del bien y del mal, a preguntas existenciales, para reforzar nuestras conductas, para reconciliar los contrarios porque ayudan a mediar con nuestra angustia, como la que vivimos en un contextos de crisis, pueden brindarnos explicaciones o justificaciones políticas, también otorgan un consuelo, objetivos de vida o calma a los individuos, así sucede con mitos que hablan de la muerte, el sufrimiento o de victoria. 

Por lo tanto, los mitos no son temáticas alejadas de la persona, sino que funcionan como un asidero existencial, un motivo según el  psicoanálisis, que también hace su aporte.  Los mitos tienen distinto origen y no solo se los encuentra en el folklore, hay mitos en la política como “la sociedad sin clases” del mito comunista, o “la mano invisible del mercado del liberalismo”. La Rioja tiene un bagaje de mitos, leyendas y cuentos importantes y que hicieron esa cosmovisión como la del siglo antepasado entonces coincido con el lema de este encuentro. Muchas gracias!!!

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